¿Y vivieron felices para siempre? Reflexiones desde Ana Karenina
- Heidi Elen Mesa Monsalve

- 2 jun
- 4 Min. de lectura

La mayoría de nosotros crecimos escuchando cuentos de hadas, o al menos, viendo las clásicas películas de Disney. 🧚♀️✨ En nuestra mente de niños, parecía tan sencillo: siempre había una princesa buena, un príncipe dispuesto a rescatarla de alguna bruja malvada, un hechicero tenebroso o, quizá, un animal feroz. Y, por supuesto, estaba el hada madrina, lista para hacer un milagro justo a tiempo. Al final, bastaba un beso del príncipe para que todo se resolviera y llegara ese “felices para siempre” que tanto nos gustaba imaginar. 💖
Todos esos elementos propios de los cuentos de hadas tenían un sentido importante en su época. Nos enseñaban, de manera simbólica, a enfrentar los conflictos y a creer que hacer el bien siempre tiene valor, incluso cuando parece que triunfa el mal. En nuestro club de lectura, leímos Psicoanálisis de los cuentos de hadas de Bruno Bettelheim, quien explica cómo estas historias ayudan a los niños a comprender sus miedos y a encontrar esperanza en medio de las dificultades. 📚🌱
Sin embargo, al crecer, necesitamos ir más allá de lo simbólico y entender que el bien y el mal no siempre son tan claros como en los cuentos. No siempre hay una bruja ni una princesa esperando ser rescatada. Las mujeres tenemos el poder de luchar nuestras propias batallas. El “príncipe azul” a veces es una amiga, un mensaje, un buen hábito o incluso el autocuidado. 🌈✨ La magia no está solo en las películas: despertar, moverse, respirar y seguir adelante también son verdaderos milagros.
Y, sobre todo, es fundamental entender que las relaciones sentimentales no son ese momento “felices para siempre” que nos contaron de niños. Más bien, son el inicio de muchos aprendizajes, compromisos y responsabilidades. Vivir en pareja tiene ventajas, sobre todo cuando se asume como un pacto entre dos personas que deciden unir sus vidas, con acuerdos propios y desde sus creencias. Bien llevada, una relación puede ser maravillosa, un espacio para crecer juntos y criar hijos, o no, si así la pareja lo decide. Pero si la idealizamos desde la necesidad o la dependencia, puede volverse un verdadero infierno. 🚩
Justo por eso creo que este tema es tan importante para muchos de nosotros, especialmente para quienes hemos sufrido tratando de superar el mensaje de los cuentos de hadas y nos quedamos atrapados en pensamientos poco realistas. Como dice Ana Karenina: “Pensaba que la felicidad consistía en vivir para los demás, pero ahora veo que uno también debe vivir para sí mismo.
”En su libro, Tolstói muestra una sociedad hipócrita, con relaciones idealizadas y mujeres limitadas al rol de madres y esposas perfectas, obligadas a cumplir estándares imposibles, mientras a los hombres se les permite la infidelidad y se les reconoce solo como proveedores. Este ideal del “amor perfecto” puede llevar a decisiones que no solo afectan a las familias y los hijos, sino que también hieren profundamente a quienes intentan sostenerlo. 😞
No quiero hacer spoilers para quienes aún desean descubrir este libro y beneficiarse de las herramientas que ofrece la biblioterapia. Pero sí quiero decir que Ana Karenina es una de esas mujeres que, al perseguir un amor idealizado, toma decisiones que afectan no solo a su familia y a los hijos, sino también su propia vida de formas que parecen extremas, pero que reflejan una realidad más común de lo que creemos.
La invitación es, entonces, a educarnos para trascender el pensamiento mágico y, como adultos, construir nuestra propia idea de lo que realmente es una relación sentimental y su propósito en la vida. Que aprendamos, como mujeres, a convertirnos en nuestro propio “príncipe”, capaces de salvarnos a nosotras mismas, en lugar de vivir buscando a quién salvar o quién nos salve. Que los hombres, incluso desde su masculinidad, aprendan a conectar con sus emociones profundas. Y que la magia la reconozcamos en las pequeñas pero significativas cosas de la vida: el canto de las aves, el sonido del viento, una buena comida, una grata compañía, una familia, una mascota amorosa o cualquiera que sea su forma. 🕊️🍃🍲
No se trata de renunciar a las delicias del amor romántico. Enamorarse es maravilloso. Tampoco se trata de despreciar el matrimonio, señalar a los solteros o encajar en arquetipos creados por un sistema que solo busca que seamos más productivos. No. Se trata de conectar con nuestro ser interior, de buscar el amor en nosotros mismos para poder compartirlo con otros. Las relaciones no deben ser una tabla de salvación, sino acuerdos entre personas que pueden ser beneficiosos o no, y de los cuales deberíamos tener la libertad de retirarnos sin ser juzgados.
También se trata de comprender cómo nuestras decisiones afectan a nuestros hijos e hijas cuando ellos están de por medio, y aceptar que nunca nadie nos podrá garantizar un “felices para siempre”. La vida está hecha de momentos difíciles y gratos, de retos y recompensas, de dificultades que nos ayudan a crecer y a construir carácter, para luego poder devolver ese aprendizaje con amor, estableciendo alianzas auténticas que hagan nuestra vida más amable y significativa. 🌱✨
Se trata, al final, de aprender a vivir en sociedad de una forma auténtica, que no nos invisibilice y que nos invalide por nuestra humanidad. Porque, como dijo Tolstói:💬 “Si hay tantas opiniones como cabezas, debe haber también tantas clases de amor como corazones.”
The end.



Leyendo con Halma es un espacio genial y siempre nos da luces para seguir en nuestro crecimiento personal! Gracias Heidi❤️
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